Chile asume un rol protagónico ante la INC-5.2 en Ginebra

La delegación nacional evalúa los logros y desafíos en la elaboración de un tratado vinculante contra la contaminación plástica, en medio de negociaciones complejas entre grupos opositores y partidarios de medidas exigentes.

La problemática de la contaminación plástica se ha consolidado como un reto global que afecta al medio ambiente, la salud pública y la economía. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada minuto se vierte en el océano el equivalente a un camión de basura lleno de plástico, mientras que se estima que en 2024 se consumieron más de 500 millones de toneladas, de las cuales 399 se transformarán en desechos.

Durante la Quinta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en marzo de 2022, se aprobó la resolución 5/14, orientada a erradicar la contaminación plástica y sentar las bases para un instrumento internacional jurídicamente vinculante. Este mandato dio origen a las negociaciones multilaterales a cargo del Comité Intergubernamental de Negociación (INC). Tras varias sesiones en Uruguay, París, Nairobi, Ottawa y Busan, y una reunión complementaria (INC-5.2) que se desarrolla hoy en Ginebra, Chile participa activamente integrando a representantes del gobierno, la industria del plástico y la sociedad civil.

Maximiliano Proaño, Subsecretario del Ministerio del Medio Ambiente, destacó el compromiso de Chile al impulsar un acuerdo que contemple metas ambiciosas, realistas y graduales, permitiendo así una implementación progresiva por parte de los Estados. Asimismo, subrayó la importancia de abordar el ciclo completo de vida de los plásticos, desde su producción hasta su eliminación, y la incorporación de medidas para restringir productos y aditivos nocivos para la salud y el entorno. Proaño también resaltó la necesidad de mecanismos de control efectivos y de una transición justa, reconociendo el papel estratégico de los recicladores de base.

Por su parte, Paolo Mazza, director ejecutivo de Empresas Demaría y presidente de la Asociación Gremial de Aseo y Desinfección de Chile (AGAD), explicó que la negociación se ha dividido en dos frentes: uno, integrado por países como la Unión Europea, México, Brasil, Canadá y otros, que aboga por un tratado riguroso y obligatoriamente vinculante; y otro grupo, que incluye a Rusia, Arabia Saudita, Irán, India y en parte Estados Unidos, que prefiere un acuerdo de carácter recomendatorio y basado en el consenso unánime. Este último sector, según Mazza, busca centrarse en las fases posteriores al ciclo de vida del plástico mientras se evita abordar la totalidad del proceso.

Dentro del espectro de la delegación chilena, se valora el liderazgo regional e internacional en la generación de propuestas normativas innovadoras. Alejandra Parra, de la Red de Acción por los Derechos Ambientales (RADA) y parte de la Coordinación Nacional de Alianza Basura Cero Chile, señaló que Chile ha estado a la vanguardia en promover medidas efectivas, como establecer metas globales para reducir la producción de plásticos, controlar químicos peligrosos y fomentar la transición hacia productos con diseños responsables. En este sentido, se destaca la coordinación conjunta con Reino Unido y Suiza para fortalecer puntos claves del tratado, como el diseño de productos y la gestión de residuos.

Magdalena Balcells, gerente general de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (ASIPLA), enfatizó que, aunque el país es pequeño, cuenta con políticas públicas destacadas en materia de economía circular y gestión de residuos, lo que le otorga una voz influyente en las discusiones internacionales. Según Balcells, la participación de diversos sectores, incluyendo científicos, ONGs y representantes de la industria, es fundamental para respaldar argumentos con datos precisos sobre la realidad local y global.

En relación con los desafíos que enfrenta el convenio, tanto funcionarios como representantes de distintas organizaciones reconocen las diferencias ideológicas entre los países involucrados. Uno de los principales obstáculos reside en consensuar posturas divergentes sobre temas cruciales, como la inclusión del ciclo de vida completo del plástico y la adopción de mecanismos decisorios en ausencia de unanimidad. Algunos gobiernos, como el de Arabia Saudita, se oponen a ciertas disposiciones que consideran esenciales para garantizar la efectividad del tratado.

A pesar de la polarización, los delegados chilenos mantienen una postura optimista. Proaño manifestó que, a pesar de la complejidad inherente al consenso multilateral, se confía en que el diálogo permitirá alcanzar un acuerdo equilibrado y jurídicamente vinculante. Por su parte, Alejandra Parra resaltó la expectativa de establecer mecanismos globales que incluyan metas claras, regulaciones sobre sustancias químicas y un fondo financiero dedicado, todo ello destinado a erradicar soluciones paliativas como la incineración.

Finalmente, se reconoce que, incluso una vez aprobado el texto, la ratificación y la implementación inmediata por parte de los países serán fundamentales para enfrentar el peligroso impacto de la contaminación plástica. La concreción del tratado dependerá de la capacidad de traducir este marco ambicioso en políticas públicas efectivas a nivel global, permitiendo así transformar los desafíos ambientales en oportunidades de desarrollo sostenible.

Autor: Jorge Rojas

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