El cerro se comunica: tragedia en El Teniente y la sabiduría ancestral minera

La muerte de seis mineros en la división de Codelco ha reavivado relatos que, semanas antes, advertían que el cerro emitía señales, interpretadas por el ‘minero viejo’ y su experiencia heredada.

Ante la tragedia que cobró la vida a seis mineros en la división El Teniente de la Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco), diversos trabajadores coincidieron en recordar que, pocas semanas antes del accidente, el cerro parecía manifestarse a través de sonidos y deslizamientos, casi como un lenguaje telúrico. Este fenómeno, interpretado por el ‘minero viejo’ con su sabiduría ancestral, en el argot de la minería simboliza una advertencia natural que, de no ser escuchada, podría presagiar un peligro inminente y requerir medidas de seguridad.

Desde la época colonial, abundan las leyendas que conjugan la memoria de los pueblos mineros con las creencias y mitologías de las culturas indígenas. Frecuentemente, estas narrativas hacen alusión a un lenguaje propio de los cerros, dotándolos de una conciencia o voluntad propia, lo que refuerza un animismo perdurable en el imaginario popular.

Aunque el paso del tiempo relegó estas experiencias al terreno de la superstición, la fusión cultural ha mantenido viva esta forma de conocimiento en expresiones cotidianas y en la rica historia de la minería en el país. Entre los testimonios, un dirigente sindical destacó enfáticamente que el cerro ‘sonaba con intensidad’, y lamentó que, a pesar de las señales, no se implementaron las medidas de seguridad necesarias a tiempo. Si bien no es nuestro cometido asignar responsabilidades, este relato invita a una reflexión pública sobre la necesidad de integrar el monitoreo instrumental con el sentir y las narrativas de quienes trabajan en el campo.

Se reconoce que en la minería se utilizan rigurosos protocolos técnicos para prevenir derrumbes, tales como instrumentos de strain gage, sistemas de fortificación y rigurosas inspecciones geomecánicas, además de las decisiones del jefe de turno. Sin embargo, la evidencia de ‘crujidos anormales’ en el cerro pone de relieve que las técnicas de medición actuales rara vez consideran la narrativa popular de los mineros, la cual, de existir, no tiene el peso suficiente en la toma de decisiones.

Este fenómeno se explica en parte por los avances tecnológicos y científicos que han desplazado formas de conocimiento tradicionales. En respuesta, las humanidades y las ciencias sociales han promovido un esfuerzo por recuperar las interacciones comunitarias y relatos que conectan al hombre con su entorno, elementos esenciales en la memoria popular y en la cultura minera.

Cabe destacar que, gracias al auge de métodos narrativos, técnicas como las entrevistas, la etnografía y las historias de vida se han consolidado como herramientas idóneas para rescatar la memoria colectiva y la sabiduría ancestral. No obstante, mientras prevalezca una visión del conocimiento centrada exclusivamente en lo técnico y económico, la integración de enfoques interdisciplinarios en el ámbito universitario y en las políticas públicas resultará limitada, favoreciendo un modelo de formación tecnocrático y reduciendo el desarrollo de profesionales con conciencia social y pensamiento crítico.

Solo con la integración de metodologías que reconozcan la importancia de las narrativas populares se podrá lograr un balance entre las demandas económicas y el bienestar de los trabajadores. De lo contrario, si el conocimiento instrumental llega a silenciar la experiencia viva, los crujidos del cerro serán meramente datos cuantificados, sin poder transmitir la historia y la memoria que resguardan el legado de la minería en el país.

Por Camila Flores y Alejandro Véliz, académicos de la carrera de Sociología en la U. Central sede Región de Coquimbo. FUENTE: AGENCIA

Autor: Roberto Sánchez

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